Sor Juana: teatro y teología by Guillermo Schmidhuber y Olga Martha Peña Doria

Sor Juana: teatro y teología by Guillermo Schmidhuber y Olga Martha Peña Doria

autor:Guillermo Schmidhuber y Olga Martha Peña Doria
La lengua: eng
Format: epub
ISBN: 9786078560066
editor: Bonilla Artigas editores
publicado: 2017-09-07T18:27:36+00:00


Calderón y sor Juana, con sus Narcisos

El auto Eco y Narciso, de Calderón de la Barca, fue representado el 12 de julio de 1661 en el Palacio del Retiro por la compañía de Antonio Escamilla y Sebastián de Prado, como celebración del décimo cumpleaños de la infanta Margarita ―la infanta del cuadro de Velázquez― (Varey y Shergold, 1989: 106). 12 Su autor incluyó su auto en la Cuarta parte de Comedias, que vio la luz en Madrid en 1672. No hay relación argumental del auto calderoniano con el de sor Juana; imposible parece que la monja de México lo hubiera leído, pero acaso llegó a escuchar el título en algún comentario; si se hubiera enterado, acaso no hubiera escrito el propio; ya que están ambos dirigidos a la corte de Felipe IV y sus sucesores, la reina Mariana y su hijo Carlos II; éste último soberano reinaba cuando el Auto del Divino Narciso viajaba por el Atlántico.

La trama calderoniana presenta a Eco, una zagala desdeñosa, que no repara en las atenciones de Febo y de Silvio, y de la cual se enamorará Narciso, quien es hijo de la maléfica Liríope, quien ha tenido recluido a su hijo temiendo el cumplimiento de la antigua profecía de su auto enamoramiento. Los celos de los zagales y los temores de la madre, no pueden evitar el cumplimiento: “Narciso se percata entonces que una hermosura –su propio retrato– y una voz –la de Eco– lo han matado”. Intervienen los dioses y ocurre la transformación de Eco en aire y Narciso en flor. Valbuena opina que

El engreimiento de Narciso por la figura que ve reflejada en la fuente es un caso ad hoc como ejemplo de este error filosófico. El espectador, cuando comprende esta lección, participa en una epifanía espiritual, pues ha aprendido una verdad con la historia trágica de Narciso. La vida de una flor es efímera y vuelve a la tierra sin dejar rastro. El mancebo ha perdido su espíritu. La muerte se lo ha llevado (1153).

Varios críticos han apuntado que la escena del terremoto que anuncia la caída de Eco en el auto de sor Juana, tiene su paralelismo en el terremoto del final de Calderón. Terremotos auroseculares ha habido muchos, pero aquél descrito por Calderón es un fenómeno geológico, y en sor Juana es un anuncio de la singularidad cristológica de Narciso porque la escena remite a la alteración atmosférica y geológica mencionada en las narraciones de lo sucedido en el calvario.

En sor Juana, Eco actúa como antagonista y su enamoramiento con Narciso no es correspondido; distintamente, la Naturaleza Humana a imagen y semejanza de Narciso culmina su amor con el pastor, que no es otro que Cristo. No es amor humano corporal y perecedero, sino amor místico inmortal. Los personajes sorjuaninos son abstracciones ―como Diligencia y Soberbia ― y aunque estén vestidos de pastores, no habitan la Arcadia, sino el camino de la perfección. En Calderón la relación de la pareja es amatoria y se presenta el amor “filosofando”; no en sor Juana, que presenta la unión mística con insólita teología.



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